No es que a Elliot no le gusten los niños, sino que el proceso de tener hijos era demasiado perjudicial para el cuerpo de una mujer.

No quería que sufriera más.

"Ya no daré a luz nunca más. Tenemos tres hijos y eso es suficiente".

Él asintió cuando escuchó las palabras de la mujer.

"Tengo tanta hambre... Voy a ver qué comida deliciosa hay". Ella se olvidó de que la pierna rota aún se estaba recuperando, y lo llevaba arrastrando a toda prisa.

Iba con muletas, tratando de seguir su ritmo.

Cuando estaba en el comedor, volvió de repente a sus cabales.

"Cariño, lo siento. Olvidé que tus piernas aún no están condiciones". Ella se mostró culpable. "¿Por qué no me lo recordaste?".

"Mis piernas están mucho mejor. Puedo caminar sin bastón", dijo él antes de dejar las muletas.

Ella lo ayudó a sentarse en la silla del comedor. "Me acosté por la tarde y tuve una pesadilla. Cuando me desperté, estaba muy deprimida, pero cuando te vi esperándome para cenar, de inmediato toda mi tristeza desa