La declaración de Shea sorprendió a Henry.

Henry no podía creer que la frágil mujer que tenía frente a él tuviera tanta determinación.

Parecía que Shea se había vuelto más sabia con los años.

"Tía, no deberías decirle eso a mi padre. Es tu hermano", dijo Cole.

"¡No quiero ver a ninguno de los dos! ¡Lárguense!", dijo Shea.

"¡Yo tampoco quiero verlos! ¡Me quitaste sangre, malvado!", exclamó Adrian.

La fría mirada y la acusación de Adrian hicieron que Cole se tragara todas las palabras que había preparado para convencerlos.

"Shea y Adrian saben lo que están planeando. En especial tú, Henry. No solo no te has preocupado por tu propia hermana, ¡sino que incluso has intentado hacerle daño! Si tu madre estuviera aquí, estaría muy decepcionada de ti", dijo la señora Scarlet.

"¡Cállate!", bramó Henry.

La señora Scarlet se volteó a mirar a los guardias de seguridad. "¡Cuiden la puerta! No dejen entrar a esos dos. Si se acercan lo más mínimo a esta propiedad, échenlos inmediatamente".

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