Avery y Elliot se fueron a casa por la tarde a descansar porque pensaban quedarse despiertos para recibir el Año Nuevo.

Una vez que Elliot se quedó dormido, Avery abrió los ojos y se quedó mirando fijamente su cara.

Ella sentía como si nunca pudiera observarlo el tiempo suficiente.

Era una pena que no pudiera detener el tiempo.

Sería perfecto si todo pudiera detenerse en ese momento.

Cuando Elliot se despertó sobre las cuatro de la tarde, Avery no estaba a su lado.

Él se levantó de la cama y bajó a buscarla.

“¡Te despertaste!”.

Avery estaba en medio de la preparación de la cena.

“Estoy pensando en hacer filete esta noche. ¿Qué te parece?”.

Elliot se paró en la entrada de la cocina y la observó mientras trabajaba.

“¿Qué tal si yo hago la cena?”, preguntó él.

“¿Sabes cocinar?”, exclamó Avery con una expresión de sorpresa en el rostro. Luego se quitó el delantal y dijo: “¡Adelante! ¡Nunca he probado tu comida!”.

“Nunca he cocinado, pero puedo seguir una receta”, dijo Elliot