"Voy a dormir en la habitación de visitas". Elliot tomó su almohada y comenzó a alejarse.

"Elliot, ¿puedes quedarte, por favor?", le suplicó Ruby con un tono de voz suave. "No te tocaré".

"Solo me preocupa que pueda golpear con tu herida", dijo Elliot al escucharla decir eso en tono miserable. "Ya veremos cuando te recuperes".

Ruby se sintió satisfecha al instante por su explicación.

"Elliot, hay algo que debo recordarte". Ella extendió la mano para encender la luz de noche que había al lado de la cama. "Hoy he investigado un poco sobre Avery y por fin entiendo por qué te gusta. Es realmente brillante, pero Elliot, esto es Ylore. A mi padre le disgusta, y por ella y por tu propio bien, es mejor que te alejes de ella. Puedes salir y encontrar otras mujeres si lo necesitas. No me enfadaré, pero no quiero que te pelees con mi padre por Avery".

Ruby por fin pudo ver con claridad el chupete en el cuello de Elliot.

"Lo sé", respondió él con frialdad.

"Entonces, ¿por qué no la envías a