Una hora más tarde, el chofer llegó con todas las cosas que necesitaba Elliot. Incluso había llevado una suntuosa cena. La señora Cooper utilizó loncheras y recipientes de aislamiento térmico para empacar cenas para al menos tres personas.

“Señorita Tate, esta es la medicina del señor Elliot. ¡Gracias por su duro trabajo de esta noche!”. El chofer le entregó cuidadosamente la medicina a Avery y luego se retiró del trabajo.

Avery se sentó en el sofá, mirando las cosas de Elliot sobre la mesa, sumida en sus pensamientos.

¡¿Era demasiado blando su corazón?! ¡Debería haberlo echado antes del mediodía! ¡Así no sería tan molesto!

De repente, un sonido de tos llegó desde la habitación. Avery suspiró, tomó la medicina de Elliot y empujó la puerta de la habitación para abrirla. Como solo estaban ellos dos en casa, dejó la puerta abierta para ventilar la habitación.

Elliot se había duchado y se había puesto ropa limpia. Sin embargo, la cama estaba hecha un desastre.

“¿Tienes agua caliente?