—¿Estas bien? —me pregunto Calipso posando su mano encima de la mía con cariño. Acepte regalándole una sonrisa tranquilizadora, estábamos rumbo a empezar una nueva vida, y no me arrepentía de la decisión, pero de alguna maldita manera la felicidad no se sentía completa, supongo que la vida siempre era una de cal y otra de arena. Calipso detuvo a la azafata que venía con el carrito de las bebidas, tomo una copa de chapan y sin que le pidiera nada a la mujer me entrego una copa de whisky con una sombrillita, la mire desconcertado.

—Esperé, yo no pedí esto.

—Es un regalo de un amigo —Y sin decir nada más, se fue entregando otras bebidas. Calipso me miro extrañado, para luego escucharme soltar una fuerte carcajada melancólica.

—Que pasa, de que te ríes…. —negué con u