"¡Oh, relájate! Sólo estoy bromeando!" Caminó por la habitación hurgando en los diversos objetos que había esparcidos claustrofóbicamente en sus aposentos privados. Todo dorado, si no jaspeado de blanco, opulento y un poco chillón como el hombre mismo. "Bueno, sobre todo... no me meto en los asuntos
El punto de vista de Raquel"Chica Doxy, despierta".¿Qué tal no? Aparté a un lado lo que me hacía cosquillas en la punta de la nariz y me acurruqué más en la mullida ropa de cama. ¿Quién iba a decir que las hamacas eran tan cómodas? Dioses, ¡podría quedarme aquí para siempre!"¡Chica Doxy!""Vete a
Pero... podría preguntarle.Darle la vuelta a la tortilla, exigirle una respuesta como había hecho conmigo en el bar de St. Urtha. Podía forzarle, acorralarle para que confesara cuáles eran sus deseos íntimos, hacer que se sintiera tan atrapado como yo...No quería hacerlo. Habría sido más fácil, mu
Los medio faes que, por desgracia, parecíamos un poco más... exóticos, acabamos en los barrios bajos de Amwell como nosotros. No era agradable ser una persona corriente, superpoblado con otros intocables sumidos en la pobreza, la delincuencia se había enconado allí tras años de desprecio antes de ex
El punto de vista de Raquel"Eres guapa y deberíamos hacer tup", dijo Tabitha con su alegre acento de las tierras altas, tirando de sus grilletes mientras yacía montada en un ojo de buey de madera. "Eres buena con los nudos. Ajustados y lo bastante apretados como para ser sólidos, pero sin apretar l
"Y así es". Las nubes disminuían y tuve la clara impresión de que debería haber sido un momento privado. Uno del que no necesitaba ser testigo. Di un paso atrás, pero como era ajeno a los tacones, resbalé y casi me cargo el estante de armas junto al que estaba. En lugar de eso, me las arreglé para t
El punto de vista de Raquel"¡BASTA!" El chillido de Tabitha fue el estridente de un hacha de madera siendo afilada en la piedra de afilar. Se quitó el collar bañado en oro y lo tiró al suelo, esparciendo pequeñas cuentas de cristal y piedras preciosas por los suelos de madera del teatro Ahlstrom. L
"¡Huye de tus responsabilidades más bien!".Me acerqué al pequeño cambiador que estaba guardado con el resto de los trajes en un almacén encantado. Volví a ponerme la pechera, la camisa, los pantalones y las botas bien calzadas. Una gorra baja me ayudó a disimular algunos de mis rasgos más aniñados