Ciertamente lo parecía...Tal vez la puerta de la Muerte no era más que los labios fruncidos de vaca de un minotauro que venía a descender sobre ti.O tal vez fuera la erupción de flores que le salían de las cuencas de los ojos, la nariz y la boca lo que estaba realmente muerto."Oh, no", me dije mi
El punto de vista de Raquel"Érase una vez una niña tonta que creía saberlo todo sobre el mundo. Le habían contado duras verdades desde que era una niña, en los tiernos momentos en los que no estaba asustada y en los que no se escondía en las faldas de su madre cuando se acercaban los hombres altos.
"Podrías haber muerto, Raquel. Varias veces"."Lo sé."¿Y tú?" Marina giró la cabeza, con la mano aún tapada donde debería estar su boca mientras lloraba, acalorada e impotente ante lo que yo había hecho. "¡Porque a veces me pregunto si te das cuenta de lo mucho que me importas! ¡Soy tu amigo, Raque
"¿Eso... es todo?". Alcé una ceja. "¿Nada de proezas de fuerza ni reglas locas como no usar las piernas ni nada por el estilo?". Marina se levantó de la cama, ayudando a abrochar algunos de los cierres más difíciles de alcanzar de la parte trasera."Justo así". Tarareó, sacudiéndome el polvo. "Sólo
¿Conoces esa sensación que tienes cuando sabes que no estás solo y que te están vigilando?El constante arrastrarse de algo espeluznante, algo oscuro, que te roza el cuello con sus garras.No lo suficiente para herir, pero sí para asustar. Para hacerte saber que eres más una presa que un depredador.
Shepard volvió a mover la cola."Vale, entonces seguiremos". Ella asintió a alguien justo fuera de mi línea de visión y regresó al centro del escenario. "¡Cuando estés listo, Dorlunsson! ¡Hazlo!"***Nada funcionaba. Ni la fuerza bruta, ni la velocidad, ni la inteligencia, eso seguro. Shepard había
"Lord Dorlunsson", espetó el señor de las serpientes, con su larga cola de serpiente agitándose sobre el borde de su cabina en señal de disgusto. "¡Lord Dorlunsson! ¿Me has oído? He dicho que te quites el yelmo de inmediato. El Rey desea hablar con usted, cara a cara".¡Mierda, mierda, mierda, mierd
"¿Sí, Majestad?""Tráemela de inmediato"."Con mucho gusto". Lord Yicnecti me agarró por el brazo, arrastrándome como a un cadáver enfermo, a un brazo de distancia de su ser, y utilizó su poderosa cola para enroscarse por las columnas y hacia nuestro Rey. "Aquí, mi señor. La chica".Lord Yicnecti me