Capítulo 941
Pero en un instante, Daniel claramente entendió.

Ese tipo probablemente haya provocado a Simón.

Una sonrisa burlona apareció en la mente de Daniel.

Simón es alguien a quien ni siquiera él puede enfrentar. Que alguien como Rómulo se atreva a provocarlo, es como buscar serios problemas.

—¿Entonces, te acompaño? — Daniel aceptó la situación sin mostrar ningún tipo de emoción.

Si podía ayudar a Simón, no había tiempo que perder. Si dejaba pasar esta oportunidad, sería una verdadera tontería.

Simón sonrió levemente: —Está bien.

Dicho esto, Simón se levantó y Daniel obediente lo siguió, diciéndole a Esteban y Faustino: —Esteban, Faustino, continúen con la comida. Volveremos enseguida.

Faustino, con su experiencia política, seguramente percibió la verdadera situación. Afirmó con una amplia sonrisa.

Esteban sacudió la cabeza con una sonrisa: —Vaya par, vayan y vuelvan rápido.

Ambos se despidieron y salieron del reservado.

En ese momento, Esteban se volteó hacia Faustino y sonrió: —Los jóvenes
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