Capítulo 747
Incluso Remigio, Quiliano y Plácido quedaron totalmente atónitos.

Los puños apretados de Selas crujieron con gran fuerza, mientras las articulaciones sonaban, y la palma de su mano se desgarraba, dejando que la sangre brotara.

El poder del dominio de Odón, esa terrorífica presión, estaba llevando al límite incluso su sagrado reino.

No podía imaginar cómo Simón enfrentaría los próximos ataques.

¿Acaso la familia Cordero sería realmente erradicada? Entonces, ella temía quedar clavada eternamente en el poste de la vergüenza, convirtiéndose así en la eterna pecadora de la familia, cruelmente despreciada por todos.

En ese momento, le resultaba difícil mantener la confianza, y su figura tambaleaba.

Y en ese preciso instante, la voz de Odón resonó desde la bóveda celestial, como si un dios estuviera ordenando a los simples mortales.

—Niño ignorante, ahora experimentarás lo que es el verdadero poder. Siente fuerte la ira de los dioses.

—Llamada de relámpagos: Relámpago apocalíptico.

Con el gri
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