Él sabía que esto era el poder de El Huevo de la Sangre Divina, pero esta cantidad de poder, Simón aún podía controlarlo sin ser afectado.

A medida que él mismo entendiera y experimentara gradualmente el poder de El Huevo de la Sangre Divina, también ganaría aún más comprensión sobre la Iglesia del Dios de la Sangre.

Aunque la relación actual entre la Iglesia y él era difícil de explicar, Simón no pensaba que, al regalarle El Huevo de la Sangre Divina, se convirtieran automáticamente en amigos.

Después de que su fuerza espiritual dejó su cuerpo, Simón se sintió muy bien y salió de la semi-dimensión.

Justo cuando se preparaba para meditar, Ivette golpeó con fuerza su puerta.

—¿En qué te puedo ayudar? — Simón sonrió.

Ivette también sonrió ligeramente y dijo: —Tengo que salir por unos días, aún no sé cuánto tiempo.

—Bien, gracias por tu esfuerzo— Simón dijo.

Ivette afirmó con la cabeza, se dio la vuelta y dijo: —Recuerda que me debes un favor.

Simón observó cómo Ivette se iba, sacudiendo