Capítulo 4
Viendo la vacilación de Nicolás, Daniela frunció el ceño y le dijo: —Nicolás, piénsalo muy bien. En el grupo financiero Cape, siempre hemos sido muy estrictos en cuanto a la supervisión de los fondos. Esto es una cláusula normal. Si tienes reservas, nosotros también las tenemos. Si no puedes aceptarlo, la cooperación puede darse por terminado en este momento.

Nicolás luchó con dolor por un momento, pero finalmente decidió firmar. Esos cinco mil millones eran demasiado importantes y, además el grupo financiero Cape, tan prestigioso y grande, no estaría interesado en su pequeño grupo.

—Firmaré—dijo Nicolás finalmente muy obediente.

Daniela se inclinó hacia atrás en su silla, sacudiendo suavemente la cabeza con una sonrisa. Después de firmar, Daniela se levantó y extendió la mano hacia Nicolás, diciendo: —Ha sido un placer cooperar con su grupo. Este recibirá el monto de inmediato. Por favor, asegúrate de verificarlo.

Nicolás rápidamente estrechó la mano de Daniela, muy agradecido. Daniela retiró su mano y le sonrió: —No es necesario que me acompañes.

Nicolás se despidió con una inclinación de cabeza, se apresuró a salir de la oficina para atender los próximos asuntos.

Daniela se sentó de nuevo en su silla, con una sonrisa fría y calculadora en el rostro. —¡Qué tontos es!

Al anochecer, Simón terminó su meditación y bajó a cenar afuera. Al llegar a la sala de estar, vio a Xavier, Clara, Valeria y Nicolás sentados en el sofá, riendo y charlando muy amigablemente.

Simón los miró brevemente y, luego se dirigió hacia afuera. Sin embargo, Valeria lo llamó: —Simón.

—¿Qué pasa? —preguntó Simón al dar la vuelta.

Valeria sonrió y dijo: —Nicolás acaba de obtener cinco mil millones del grupo financiero Cape.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Simón con gran indiferencia. .

Valeria se enfureció, sintiéndose frustrada por su falta de entusiasmo. —Simón, esta importante inversión, elevará al grupo Horizon al nivel de las principales empresas de Valivaria.

—Felicitaciones—respondió Simón sin mostrar emoción.

Valeria se enfureció aún más. Este hombre era inmune a cualquier provocación.

—Simón, esta noche Nicolás se quedará aquí. Compartiremos una habitación. Si no tienes asuntos importantes por hacer, mejor quédate en tu habitación y no nos molestes—bromeó Valeria, con una mirada bastante burlona.

La expresión de Simón se tornó seria, mientras escaneaba los rostros de la familia Quiroz. Sin embargo, su suegro y su suegra estaban bastante tranquilos; Valeria sonreía con gran descaro y Nicolás estaba lleno de orgullo. Nadie parecía sentir la vergüenza, solo se burlaban cruelmente de él.

Después de un momento, Simón suspiró y dijo: —Está bien, acepto. Mañana mismo iré a divorciarme.

Valeria se llenó de alegría de inmediato y exclamó: —Recuerda, lo has dicho, y si no lo haces, te haré lamentar haber nacido.

En los ojos de Simón, pasó un destello maquiavélico, pero respondió fríamente: —Soy un hombre de palabra, no se preocupen, ninguno de nosotros debe lamentarlo.

—¿Lamentarlo? — Valeria rio a carcajadas. —Mi mayor lamento fue casarme contigo, eres un verdadero inútil.

El padre de Valeria intervino: —Está decidido. Mañana por la mañana, se irán a divorciar.

La madre de Valeria agregó: —Debes renunciar a todos tus bienes y dejar esta casa.

Simón sonrió irónicamente y lo afirmó con la cabeza: —Haré todo a su manera.

La familia Quiroz estaba encantada y Nicolás estaba especialmente contento. No solo obtuvo los cinco mil millones del grupo financiero Cape, sino que también estaba a punto de adquirir a la familia Quiroz.

Justo en ese momento, Ángela entró y al ver las expresiones de todos, preguntó: —¿Qué está sucediendo?

Valeria sonrió y dijo: —Simón ha accedido por fin a divorciarse de mí.

Ángela estaba sorprendida y miró a Simón: —¿No me prometiste que no ibas a estar de acuerdo con el divorcio ?

—Esto no es algo que podamos forzar. Dejemos que las cosas fluyan naturalmente—le sonrió Simón tranquilo.

Ángela, incrédula, miró a sus padres y preguntó: —¿Así que han decidido esto?

—Lo hemos decidido. Dejar que este vago se quede en casa solo retrasaría aún el futuro de tu hermana y la familia Quiroz. Es mejor que se largue lo más pronto posible de aquí—dijo Xavier.

—¿Mamá? — Ángela miró a su madre.

Clara, con una expresión comprensiva, dijo: —La familia Quiroz y Nicolás deben unirse de inmediato; para tener un futuro aún más prometedor. Todo esto es por la felicidad de tu hermana y el futuro de la familia Quiroz. Debes ser muy sensata, hija.

—¿Cómo pueden hacerle esto? — Ángela estalló en un grito muy desgarrador. Señaló a sus padres y a su hermana con dedos temblorosos y lágrimas en sus ojos. —Sin mi cuñado, la familia Quiroz no estaría donde está hoy. ¿Han perdido por completo su cordura? ¿Van a expulsarlo de esta manera tan cruel?

—¿Qué estás diciendo? — Xavier estaba furioso y le dio una bofetada a su hija.

Ángela, sosteniéndose la mejilla, se quedó atónita y perpleja en el acto.

Después de un rato, finalmente recuperó la compostura. En este momento, no le quedaban lágrimas, solo un profundo y gran pesar.

Miró a sus padres, negando con la cabeza, y dijo con voz entrecortada: —No puedo definitivamente quedarme en una familia como esta.

Dicho esto, Ángela se fue sin voltear a mirar atrás.

Xavier se arrepintió un poco, pero Clara dijo: —No le prestes tanta atención. En unos días, volverá por sí misma cuando lo piense y recapacite mejor.

Simón frunció el ceño y dijo con calma: —Me voy. Asegúrense de ir temprano a la oficina de registro civil mañana.

Con eso, él también se retiró a grandes pasos.

Clara respiró con rabia y amenazó: —Si no vas mañana, te romperé las piernas.

—Nicolás—exclamó Xavier con una sonrisa traviesa, —tu tía y yo nos retiramos a descansar. Tú y Valeria charlen tranquilos, no los molestaremos más.

Dicho esto, Xavier tomó de la mano a Clara y ambos se dirigieron rápidamente a sus respectivas habitaciones.

En ese momento, Nicolás, con una amplia sonrisa lujuriosa en el rostro, llevó a Valeria a su habitación y la tumbó en la cama, impaciente por desvestirla.

Sin embargo, Valeria lo detuvo con rapidez y le dijo: —¡No! no ahora. Esperemos hasta el día de nuestra boda para hacer el amor, ¿de acuerdo?

Nicolás, sin presionarla, respondió: —Puedo esperar por ti, pero esta espera será muy angustiosa.

Valeria coqueteó, diciendo: —No te preocupes, tarde o temprano seré tuya. ¿cuándo celebraremos la boda?

—En estos días, está bien. Tan pronto como te hayas librado de ese inútil, organizaré la boda—respondió Nicolás sin dudarlo.

Al escuchar esto, Valeria se acurrucó en el pecho de Nicolás y dijo: —¡Te amo, Nicolás!

—Yo también te amo, Valeria—respondió Nicolás.

El rostro de Valeria se iluminó con una sonrisa de felicidad, y los ojos de Nicolás brillaron con una luz sabia.

Mientras tanto, Simón se alejó de la familia Quiroz y caminó tranquilo por la calle. Envió un mensaje a Ángela, pidiéndole que le encontrara un lugar para tranquilizarse y poder descansar durante un par de días y así evitar andar por ahí sin rumbo. A pesar de que Ángela podría no tener muchas habilidades en este momento, pero aún es joven y estas habilidades se pueden desarrollar. Lo que Simón apreciaba más era su correcta perspectiva y su noble inocencia, cualidades que, sin duda, utilizaría en el futuro.

Así, Simón caminó por la calle profundamente absorto en sus pensamientos, sin darse cuenta, de que ya había estado caminando durante el transcurso de más de una hora.

En ese momento, escuchó un grito desde el borde de la carretera. Al voltear la cabeza, vio a un niño de unos cuatro o cinco años que, por alguna razón, había caminado hacia el centro de la carretera. Un coche, se acercaba rápidamente y estaba a punto de chocar con él. A pesar de que el conductor había pisado el freno a fondo, la distancia era demasiado corta y la vida del pequeño corría gran peligro.

En el primer vistazo, Simón tomó una decisión instintiva.

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