Capítulo 200
Solamente Simón, en el momento en que Fernando enloqueció, notó un tatuaje de calavera en su pecho.

—Carajo, otra vez ustedes, ¡malditos! — Simón no pudo evitar maldecir.

En ese instante, bajo la furiosa energía espiritual de Fernando, incluso el poder de Cuatro Fases del Rayo Infierno comenzó a disminuir gradualmente, mostrando signos de desaparición.

Sebastián, asombrado, retrocedió rápidamente, gritando: —¡No tengo nada que ver con esto, de verdad, no tengo nada que ver!

Fernando rugió una vez más y, logró liberarse por completo de las ataduras de Cuatro Fases del Rayo Infierno, avanzando así rápidamente hacia Simón.

En ese momento, dos enormes cuchillas de sangre aparecieron en sus manos, con su carne y sangre saliendo, como un maníaco sediento de sangre, aterrador y salvaje.

Incluso Abel cambió drásticamente su expresión porque la presión espiritual emanada por Fernando en ese momento era simplemente aterradora. Aunque retrocedió repetidamente, aún no lograba mantenerse firme en e
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