Capítulo 1856
Justo cuando Simón estaba a punto de hablar, se escuchó un estruendo: —¡Boom! —Salomón salió volando y se estrelló contra el parabrisas.

—¡Ah! ¡Señor Salomón! —Constanza abrió la puerta del auto y corrió hacia él. Salomón se bajó, levantando una mano para impedir que ella lo ayudara. Con un hilo de sangre en sus labios, le dijo: —Constanza, vete. Este tipo ya no es el Amaro de antes.

—Humm,— soltó Amaro con una sonrisa burlona. —Ya que están aquí, hoy no saldrá ninguno de ustedes.

Dicho esto, Amaro, cuya musculatura ahora parecía la de un coloso, avanzó rápidamente. Fue entonces cuando Simón salió del auto y declaró: —Qué valiente te has vuelto.

La figura de Amaro se detuvo en seco y murmuró: —¿Simón?

—Encantado de verte, Amaro, — respondió Simón, con calma. —No esperaba encontrarte en un lugar como este.

Amaro solo dudó un instante, luego recuperó su frialdad y dijo: —Si es así, te mataré también.

—Vaya, parece que grupo Fuente Verde realmente no piensa dejarme en paz. Pues bien, esto
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