Capítulo 1818
En ese preciso momento, Isolde observó a Soren, quien mostraba una expresión de incomodidad y miedo en su rostro. Incapaz de contenerse, soltó una leve carcajada.

Soren la miró asombrada y preguntó: —¿Qué? ¿Te parecen graciosas mis palabras?

Isolde negó con la cabeza y respondió: —Lo siento mucho, no era mi intención burlarme de ti. De hecho, respeto lo que dices.

Baelor intervino diciendo: —Si fuera yo, pelearía sin dudarlo.

—Oh, no, — replicó Soren, sacudiendo la cabeza. —Ese eres tú, no yo. A propósito, señor Simón, he venido a pedir tu ayuda porque mañana tengo un vuelo de regreso a la Unión América, salgo temprano por la mañana.

—¿Podría quedarme aquí esta noche? En realidad, no quiero morir.

—Está bien, — dijo Simón, —puedes quedarte. Mi cuerpo ya se ha recuperado en gran medida. Si Dios de la Espada viene a buscarme, yo mismo me encargaré de él.

Simón se incorporó al instante de la cama, moviendo sus brazos y piernas frente a Soren. En verdad, Simón entendía perfectamente a Sore
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo