Capítulo 1804
—¡Simón!

En ese momento, la voz de Isolde resonó detrás de él. Simón se giró y vio a Isolde y Constanza escondidas en la entrada de la azotea. Al ver que la batalla había terminado, Isolde, con los ojos enrojecidos, corrió hacia él.

Sin pensarlo dos veces, Isolde le dio un fuerte abrazo a Simón, y entre llantos dijo: —Estaba tan asustada... Tenía mucho miedo de que fueras derrotado, de que pudieras morir.

—Tranquila, estoy perfectamente bien, como puedes ver.

Constanza se le acercó en ese momento, observando a Simón de arriba abajo, y comentó: —La luz blanca que envolvía tu cuerpo hace un momento, ¿proviene de esos guantes de cuero que llevas? ¿Verdad? Parece que no son simples guantes, sino que poseen algún tipo de poder.

—Así es.

Simón se separó de Isolde y explicó: —Estos guantes contienen el poder de la luz. Esa luz es capaz de absorber la fuerza de la destrucción y transformarla en energía luminosa.

—Entonces, ese es el motivo por el que pudiste derrotar a Jareth.

—¿Jareth?

Simón
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