Capítulo 1636
—Muchacho, yo soy de La Fraternidad de Bermejo...

—Si te atreves siquiera a tocarme, ¿de verdad crees que mañana no pondré a todos los que tengan algo que ver contigo en las calles muertos?

Después de ser sometido por Simón, Alvarino parecía aún no haber comprendido para nada el verdadero peligro que representaba Simón y seguía obstinadamente amenazando.

Al escuchar la fuerte amenaza de Alvarino, Simón miró a Mireya de reojo y, con un interés calculado, le dijo a Alvarino: —¿De verdad crees que, en esta situación, no he pensado en todo eso?

—¿Qué tal si le pido a Mireya que te dispare de inmediato en el trasero y así te reorganicas un poco en cuanto a tus modales?

Dicho esto, Simón hizo una fuerte expresión, a tal punto de hacer que Mireya disparara, lo que asustó a Alvarino, quien de inmediatosecubrió el trasero con ambas manos.

—¡Espera, espera...!

—¡Está bien, los dejaré ir!

—¡No disparen!

—¡Que todos se aparten de la puerta, ya!

Alvarino, aterrorizado por las palabras de Si
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