Capítulo 1597
—¡Entra!

Al escuchar la voz desde adentro, Simón abrió de inmediato la puerta y entró. Se acercó al escritorio de Procopio, planeando pedir permiso para ausentarse por un tiempo e investigar a las víctimas del medicamento ansiolítico.

—¿Qué es lo que quieres?

Cuando vio a Simón entrar, Procopio lo miró con disgusto y le preguntó con tono bastante molesto.

Desde el principio, Procopio no estaba de acuerdo con que Simón se uniera a su departamento, pero con el apoyo de Ausencio, el director Yeray, y Moisés, no tuvo más remedio que finalmente aceptar su ingreso, aunque este no le agradara para nada.

Viendo la cara de pocos amigos de Procopio, a Simón no le importó lo que pensara y fue directo al grano: —¡Procopio! Quiero pedir permiso. Hoy tengo un asunto urgente que necesito atender fuera.

¿Permiso?

Cuando Procopio escuchó eso, su cara se puso aún más seria. Golpeó la mesa con la mano y, con una voz llena de descontento, gritó furioso: —Simón, no creas que solo porque tienes el respaldo
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