Capítulo 1201
Esos jóvenes, de verdad son demasiado ingenuos.

Su lucha contra la Hermandad de la Unión era muy intensa, ya había llegado al punto crucial, de no poder detenerse hasta que uno de los dos lados muriera.

La Hermandad lo había intentado asesinar repetidamente, y él no tenía más remedio que solo contraatacar.

Esto era una cuestión de vida o muerte, sus acciones no eran simples provocaciones, y mucho menos un simple juego de niños.

Estos jóvenes no entendían nada en lo absoluto, metiéndose en una situación tan peligrosa como esta, ¿no temían perder sus vidas en el proceso?

Simón negó con la cabeza, mirando hacia adelante, sin decir absolutamente nada.

Ivette sonrió y dijo: —¿Qué tal si los llevo de regreso?

—No, queremos ver a Nicasio, — dijo Belinda con total determinación.

Ivette también suspiró y dejó de hablar.

Porque ambos sabían muy bien que, dijeran lo que dijeran, esos jóvenes no escucharían.

Poco después, el crucero atracó en el muelle de Mil Islas.

Belinda y los demás agradeciero
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