Capítulo 116
En ese momento, los dos guardaespaldas y Javier yacían en el suelo, mostrando expresiones de agudo dolor, sus cuerpos retorcidos, incapaces de levantarse, ni siquiera podían emitir un sonido.

Hugo estaba atónito, los tres apostadores involucrados en la trampa también quedaron atónitos.

Lucía estaba aún más asombrada, como si hubiera visto un fantasma.

En ese instante, Simón levantó a la frágil Lucía, le devolvió la pistola y sonrió—Te dije que todo estaría bajo control.

Lucía tomó la pistola, aún sin poder creer que Simón tuviera tal fuerza militar, revirtiendo la situación en un instante.

Lucía tomó con gran rapidez la pistola, aún incrédula de que Simón tuviera habilidades tan poderosas, que en un instante dieron un giro total a la situación.

Aunque sorprendida, ella, siendo alguien experimentada, se calmó rápidamente. Apuntó con la pistola hacia el grupo y dijo con gran firmeza—Levanten las manos.

En ese momento, los tres apostadores estaban claramente aterrados por las habilidades
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