Capítulo 1153
—Ya estoy empezando a impacientarme, — dijo Simón frunciendo el ceño, su voz resonando con una mezcla de irritación y desafío total, mientras mantenía la mirada fija justo en Eusebio.

Eusebio refunfuñó fríamente y respondió con lentitud: —Ha llegado tu hora. Reza por tu alma.

—Vaya, eres muy seguro de ti mismo, — replicó Simón con una expresión bastante burlona, desafiante ante la amenaza implícita.

Estas palabras enfurecieron por completo a Koldo y a los demás discípulos, quienes comenzaron a lanzar fuertes insultos a Simón, expresando su lealtad al Maestro con vehemencia y rabia.

Simón se limitó a sonreír con desprecio, sin dignarse a responder, desafiante ante la adversidad.

En ese momento, junto a Eusebio, apareció de repente un pequeño vórtice de espacio oscuro, una manifestación de poder sobrenatural que capturó de inmediato la atención de todos los presentes. Eusebio extendió la mano dentro del vórtice y sacó un báculo.

Este báculo parecía una oscura pieza de jade, ardiendo co
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