Simón miró fijamente a la chica y luego a Sabino, preguntando: —¿Quién es ella?

—Ella es Aina Ximénez, nuestra técnica de la agencia y también es mi hija, — dijo Sabino sin rodeos.

Simón sonrió ligeramente. —Tiene un fuerte temperamento, pero como ya dije, esto ahora pertenece a la Oficina Nacional de Poderes Sobrenaturales.

—Señor, esto es un tesoro de nuestra Provincia de Vallealma. Ustedes no tienen ningún derecho a esto, — dijo Aina.

Simón estaba muy impaciente y le lanzó una furtiva mirada a Aina.

Aina sintió que, en realidad, había metido la pata, pero se mantuvo firme, enfrentando a Simón con total determinación.

Simón negó con la cabeza. ¿Cómo alguien podía intentar llevarse lo que él había elegido? Esto era una broma.

En ese momento, se escuchó el fuerte rugido de los motores de varios vehículos. Docenas de autos de seguridad llegaron rápidamente y se detuvieron en la entrada del cañón.

Cientos de agentes de seguridad bajaron rápidamente de los vehículos y tomaron el control d