Simón estaba atónito por completo. No podía creer que, después de haber sufrido tan graves heridas, el pterosaurio simplemente necesitara un breve descanso para sanar de manera automática. Sin embargo, tras un momento de reflexión, pensó que esto también tenía algo de lógica. Después de todo, este pterosaurio no era una criatura real, sino una terrible bestia formada por la energía del círculo mágico.

Mientras el círculo mágico siguiera inyectando energía en el pterosaurio, este, sin importar cuán graves fueran sus heridas, podría recuperarse de forma vertiginosa.

No obstante, Simón no tuvo tiempo suficiente de seguir pensando, ya que el pterosaurio volvió a lanzarse furioso hacia él. Esta vez, Simón no intentó esquivarlo. Por el contrario, decidió enfrentarse directamente al pterosaurio.

Ambos, humano y dragón, comenzaron a luchar de forma descomunal en el aire, entrelazándose en una feroz batalla. Después de varios intercambios, el pterosaurio ya había sufrido grandes heridas, pero S