Capitulo 2303
—Por supuesto, soy una persona realista. Si me das dinero y mujeres, también podría traicionar a Tiberio por ti.

Simón miró asombrado a Nereo, y de repente, le pareció increíblemente ridículo.

—¿Cuánto quieres? —preguntó, con una sonrisa sarcástica.

Nereo levantó con descaro un dedo y dijo:

—¡Diez millones de dólares!

—¡Pff!

Justo cuando Nereo terminó de hablar, una flecha atravesó su pecho, el extremo de la flecha salió por su espalda. Borbollones de sangre comenzaron a brotar de su herida, y Nereo, temblando, miró hacia abajo, observando la flecha clavada en su pecho. Lentamente, se dio la vuelta y miró hacia atrás.

Allí, de pie, con una expresión implacable, Tiberio sostenía un largo arco plateado.

—Nereo, nadie puede traicionarme y vivir para contarlo. Si no puedes cumplir con la misión que te encargué, morirás con dolor —dijo Tiberio en un tono sombrío.

En ese momento, la última chispa de luz en los ojos de Nereo se apagó, su mirada se tornó vacía mientras miraba a Tiberio. Luego,
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