—¡Señor Aldebán!Simón quiso seguir preguntando, pero la figura de Aldebán ya se había desaparecido en el aire, dejándolo asi solo con sus pensamientos.—Ah…Dejó escapar un repentino suspiro mientras recordaba las palabras de Aldebán. Esos ocho hombres… si quería que renunciaran al oro, debía hacerles ver que existía algo aún más valioso que ese tesoro.Murmuró para sí mismo:—Algo más valioso que el oro… ¿Podría ser la vida misma?Simón cayó en una profunda desesperación. Ciertamente, la vida era más valiosa que cualquier tesoro. Sin embargo, los miembros del equipo de Wilfrido ya habían caído en la desesperación. Viviendo en un estado de profunda tristeza, incluso si él los salvaba una y otra vez de peligros mortales, eso no cambiaría su punto de vista. Para ellos, la vida por sí sola no tenía ningún significado en especial.La única forma de lograrlo sería cambiar su situación. No solo debían escapar de su miseria actual, sino también encontrar algo en sus vidas que consideraran aú
Simón y el equipo de Wilfrido continuaron conversando mientras avanzaban hasta salir de la selva virgen. Una vez afuera, Simón condujo su vehículo y, realizando dos viajes de ida y vuelta, logró llevar a los siete miembros de la expedición de regreso a Solara.En el interior de un lujoso restaurante, Simón tomó el menú y se lo entregó a Wilfrido con una sonrisa en el rostro.—Capitán Wilfrido, esta vez me ha permitido experimentar la belleza y la grandeza de la selva virgen de una manera que jamás imaginé. Ha sido una vivencia realmente enriquecedora para mí. Así que, como muestra de agradecimiento, quiero invitarlos a todos a una gran cena.—¿Oh? ¿De verdad?Wilfrido cerró los ojos por un momento y echó un rápido vistazo a los miembros de su equipo, observando así sus reacciones con una expresión llena de interés y una ligera sonrisa en los labios.Simón, con una expresión llena de entusiasmo, se dio una palmada en el pecho y dijo con determinación:—La adrenalina y la emoción que se
Cayetano: Miembro del equipo de exploración. En el pasado, trabajó como comerciante de antigüedades.Crisóforo: Miembro del equipo de exploración. Antes de unirse a la expedición, era empleado de la empresa Visionaria de Inversiones.Apolinar: Miembro del equipo de exploración. En el pasado, ocupó el cargo de subdirector ejecutivo en Visionaria Inversiones.Lo curioso de estos dos últimos años es que, entre los ocho miembros del equipo, Crisóforo y Apolinar eran hermanos gemelos. Crisóforo era el hermano mayor, mientras que Apolinar era el menor.Según la versión que ellos mismos contaron, cada uno tenía en el pasado un trabajo bastante envidiable. Aunque el puesto de Crisóforo en Visionaria de Inversiones fue arreglado por su hermano Apolinar, su salario era considerable y demasiado alto, ubicándose en la categoría media-alta entre los empleados de su rango y, de hecho, ganaba el doble que un trabajador promedio de la empresa.Estos ocho hombres solían llevar una vida estable y próspe
Simón estaba sumergido en sus pensamientos cuando, de repente, sintió una mano apoyarse de manera pesada sobre su hombro. Giró la cabeza y, en ese mismo instante, un fuerte olor a alcohol le golpeó la nariz.Wilfrido, con el rostro sonrojado y los ojos cristalinos, la miraba con una sonrisa inquieta y los párpados a medio cerrar. Su voz sonaba un poco alterada y ebria cuando dijo:—Hermano, nos has invitado a cenar y, como ves, todos hemos bebido más de la cuenta. Ahora ninguno de nosotros está en condiciones de regresar por nuestra cuenta… ¿Podrías pedir un auto para llevarnos a casa? Te lo agradeceríamos demasiado, ¿qué dices? —Simón echó un rápido vistazo alrededor. Efectivamente, los ocho miembros del equipo de exploración estaban completamente borrachos, derribados sobre la mesa y las sillas, algunos con la cabeza apoyada en los brazos, otros con la mirada perdida en el vacío. No cabía duda alguna de que estos hombres habían pasado años dedicados a su búsqueda del tesoro, gastand
—¡Uff!Simón suspiro y dijo:—Bien, ahora tú también has llegado a casa. Los ocho han regresado a sus hogares, así que ya puedo estar tranquilo. Descansa muy bien, yo me iré ahora mismo. Cuando tengas tiempo, nos contactamos por celular.Después de decir esto, Simón se giró para marcharse. Sin embargo, en ese preciso instante, una voz fuerte y ansiosa resonó detrás de él.—¡Espera un momento!Simón se detuvo y se devolvió para mirar a Wilfrido. En ese momento, Wilfrido, tambaleándose, se levantó del sofá con dificultad. Pero justo cuando logró ponerse de pie, su cuerpo perdió el equilibrio y, con un —¡plop! — cayó de rodillas frente a Simón.—Capitán Wilfrido, estás borracho.Simón extendió la mano para ayudarlo a levantarse, pero Wilfrido agarró sus manos con fuerza, sujetándolo con determinación. Con un tono de voz sincero y suplicante, dijo:—Espera un poco, Simón… En realidad, no estoy borracho. Lo que quiero es pedirte un favor.—¿Pedirme un favor? ¿Qué es lo que necesitas?—Ahora
Simón respondio:—Capitán Wilfrido, primero debes entender algo. Hasta ahora, incluso los mejores equipos de exploración solo han logrado avanzar un máximo de diez kilómetros en la selva virgen. Aunque te preste un millón de dólares y mejores el equipo de tu equipo de expedición, temo que aun así será demasiado difícil adentrarnos profundo en la selva. Es más, incluso podríamos no alcanzar esos diez kilómetros.—Si no logramos encontrar el tesoro, entonces este millón de dólares será un completo desperdicio. Y en ese caso, te sentirás aún más culpable conmigo.Al escuchar esto, Wilfrido levantó de manera brusca la cabeza y miró a Simón. Se quedó en completo silencio por un momento, pero de inmediato, con una expresión emocionada, pronuncio:—¡No! Te lo garantizo, estoy completamente seguro de que podremos encontrar el tesoro. Solo nos falta una oportunidad.—Capitán Wilfrido, en la selva virgen hay incalculables peligros desconocidos. No entiendo de dónde viene tu confianza. Debes sabe
Simón se dio la vuelta, se agachó y dijo:—Te daré una última oportunidad, capitán Wilfrido. Espero que esta vez no me mientas. Si descubro que vuelves a engañarme, no te prestaré ni un solo centavo de ese millón de dólares.—Por supuesto.Wilfrido respiró de manera profunda varias veces antes de continuar:—La verdad es que, entre los siete, solo conozco las razones por las cuales Silverio, Jovito, Azariel y Fabián han seguido adelante con esta expedición. En cuanto a Cayetano, Crisóforo y Apolinar, no tengo idea alguna de sus verdaderas intenciones. Lo digo en serio, no lo sé.—Bien, entonces solo dime por qué Silverio, Jovito, Azariel y Fabián han insistido en esta expedición. Una vez que me lo cuentes, transferiré un millón de dólares a tu cuenta bancaria de inmediato. Pero nuestro acuerdo sigue en pie: cuando encontremos el oro, lo dividiremos en partes iguales.—¡De acuerdo entonces!Wilfrido asintió y luego comenzó a explicar las razones por las cuales los cuatro miembros de su
Unos minutos más tarde, el celular de Wilfrido sonó con una notificación de mensaje. Al revisar la pantalla, vio que en su cuenta bancaria se habían depositado un millón de dólares.—Muchas gracias.Wilfrido miró el mensaje, sus ojos se sonrojaron de emoción. Simón, con un tono tranquilo, le dijo:—No tienes por qué agradecerme. Descansa bien. Ahora ya soy un inversionista en el equipo de exploración de Wilfrido. Cuando todos hayan descansado, nos pondremos en contacto para discutir el siguiente paso de la expedición.Al regresar al hotel, Simón comenzó a reflexionar sobre la situación de los ocho miembros del equipo.Wilfrido ya había logrado su objetivo.Para que Silverio lograra el suyo, era necesario que el director de la biblioteca donde trabajaba le devolviera los bonos que le fueron retenidos, le ofreciera una disculpa y lo reintegrara a su equipo de trabajo.Conseguir esto no sería difícil.En cuanto a Jovito, la mujer que amaba ya estaba casada con otro hombre. Aunque había si