Capitulo 2165
Simón esbozó una sonrisa aterradora y dijo: —No me importa, estoy dispuesto a aceptar el desafío.

Dicho esto, dejó la frase en el aire y subió apresurado las escaleras sin mirar atrás, entrando en su habitación.

La recepcionista suspiró, volvió al mostrador y se sentó.

En la habitación, Simón tomó un momento para ordenar sus pensamientos. Tras el enfrentamiento de antes, había podido notar que los solanenses, aunque algo despectivos, aún mantenían una cierta lógica en sus vidas; no eran completamente irracionales. Si no fuera así, el hombre gordo no le habría dado una habitación de primera clase.

Simón había vencido al dueño del hotel, y si conseguía que este hombre, con su autoridad, se sometiera a él, podría fácilmente conseguir lo mismo con otros. Si lograba ganar más gente a través de él, entonces esa actitud de superioridad que los solanenses tenían sobre los trabajadores de Andalucía Dorada podría ser destruida por completo.

En ese preciso momento, Simón comprendió claramente que
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