Capitulo 1924
Durante el ascenso, Simón bajaba la mirada de vez en cuando para observar de reojo al Behemoth marino debajo de él. La criatura, con su apariencia similar a un gigantesco lagarto, permanecía inmóvil por completo en el fondo del océano, postrada como si estuviera rindiendo culto. Su postura era solemne y reverente, lo que llamaba profundamente la atención de Simón.

La actitud del Behemoth marino despertó dudas en la mente de Simón. Aunque había escuchado las historias y mitos de Andalucía Dorada, en las que se decía que —El dragón se eleva por todo el mundo— y que los dragones eran los soberanos de los mares, siempre había considerado que estos relatos no eran más que simples leyendas. Pero ahora, al presenciar con sus propios ojos cómo esta enorme criatura marina se inclinaba con humildad, comenzó a pensar que quizá esas historias tenían algo de verdad. —Tal vez los dragones realmente sean los amos de los océanos, — pensó. De lo contrario, no habría forma de explicar una actitud tan de
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