Estaba junto a los padres de mi amado para proponerle algo que estaba segura de que cambiaría nuestras vidas. Ya sabía todo acerca de la gran ambición de estos señores gracias a mi amiga Lisbeth que los conocía muy bien. Yo me quedaría con su hijo y ellos no verían la ruina de sus empresas. Creo que era un buen trato. Y algo me decía que estas personas aceptarían mi propuesta sin chistar, el egoísmo podía notársele por encima de la ropa.

-Bien jovencita estamos esperando a que nos diga cual es la propuesta que tiene para nosotros – dijo el padre de Daniel aparentemente muy interesado en lo que yo tenía que decir.

-Está bien hablaré sin tapujos – respondí brindándole una sonrisa de medio lado – sé que sus empresas están prácticamente en la ruina y yo tengo la manera perfecta de salvarla, eso sí a ustedes les