Fue en ese momento cuando hizo un viaje a China y pasó por una pequeña aldea. Escuchó que había un amo en la pequeña aldea al que le encantaba recolectar reliquias, y aunque el amo tenía noventa años, todavía era físicamente fuerte. Durante su juventud, dio la vuelta al mundo para coleccionar antigüedades. Luego, cuando se hizo mayor, no quiso quedarse en la ciudad porque el aire era terrible, así que junto con su nieta, se mudó al campo.

Ya que James Mark había investigado un poco sobre antigüedades, podía considerarse un anticuario. Por lo tanto, fue a visitar al amo porque quería ver algunas de las antigüedades que le interesaban.

El amo no lo rechazó. En cambio, lo trató con una cálida bienvenida, sacando todas las cosas buenas que tenía y dejándolo disfrutar.

El viejo era un hombre de renombre en la calle, por lo que no le preocupaba que James le robara sus cosas después de haberlo mirado. Sólo cuando James terminó, guardó todas sus cosas.

Luego, sonrió y le ofreció una comida