Natalie estaba tan enojada que el color de su rostro cambió. Como si estuviera preocupada por su enojo, Emilia explicó: “Hermana, no es lo que piensas. Nos conocimos por casualidad hace unos días. Solo nos conocemos desde hace unos días y nadie intenta ocultarte nada. Créeme”.

Joel tampoco quería enfurecer a su madre en este momento.

Como tal, él agregó, “Sí, conocemos a tanta gente todos los días. ¿Cómo se supone que voy a saber las identidades de aquellos con las que tienes un lío? No puedo exactamente llamarte todos los días e informarte, ¿o sí?”.

Su tono tenía un indicio de que se sentía ofendido.

Natalie escuchó y no pudo evitar reír con sarcasmo cuando notó que Joel se sentía ofendido.

“Bien, sigues contestandome de todos modos y no tengo la última palabra. ¡Está bien, me callaré! Haz lo que quieras hacer, no puedo controlarte. ¡Soy demasiado perezosa para preocuparme de todos modos!”.

Una vez que ella dijo eso, se hizo a un lado, tomó asiento y comenzó a estar enojada.

El