“Fue hoy cuando vine aquí, que me di cuenta de que existe cierto prejuicio que se extiende desde el núcleo y está profundamente arraigado, que no se puede cambiar”.

Ella hizo una pausa antes de tomar de repente una copa de la mesa y mirar solemnemente a Xavier. Ella continuó: “Si ese es el caso, realmente no debería esforzarme demasiado. Gracias por las amables palabras que has dicho sobre mi padre. Confío en que mi padre que está en los cielos se consolará por tus palabras. En cuanto al resto, supongo que dejaré que la naturaleza siga su curso sin forzarlo”.

Lucy levantó la barbilla y se tragó el alcohol.

El surco entre los ojos de Xavier se arrugó.

Sin embargo, al final solo suspiró.

Cogiendo la copa, él se tomó la bebida de un trago.

Entonces Xavier lamentó. “Lo sé, eres una buena chica. Nat, ella…”.

Golpeado por un pensamiento, sus ojos se iluminaron con una emoción compleja. Él simplemente negó con la cabeza.

“Déjalo. No tenemos que hablar de eso. Deberías continuar con tu