Capítulo 608
El Cuarto Cecil apareció de nuevo esa noche.

En ese momento, no hubo ruido de afuera como si todos estuvieran dormidos.

Sin embargo, Lucy Katz no estaba segura de si estaban dormidos o si se habían ido ya que estaba muy silencioso.

El Cuarto Cecil se coló con un manojo de llaves de coche en las manos.

Se acercó a Lucy y le soltó las ataduras.

Mientras él la desataba, dijo: “No hagas ningún ruido más tarde y solo sígueme. El coche está afuera en la calle no muy lejos. Cuando lleguemos, simplemente vete”.

La cinta que cubría la boca de Lucy se había quitado hace un momento.

Ella se mostró escéptica cuando escuchó esto. Entonces ella preguntó: “¿Qué hay de esas personas?”.

El Cuarto Cecil le lanzó una mirada.

Era una mirada misteriosa y, por alguna razón, hizo que Lucy sintiera escalofríos por la espalda.

Era como si una fría serpiente venenosa se hubiera subido por su columna.

Poco después, escuchó al Cuarto Cecil decir: “Los drogué y los encerré en la bodega”.

En este lugar,
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