Lucy Katz inmediatamente se llenó de esperanza. Ella agarró a Joel Foster del brazo y le suplicó que la salvara.

Ella se estaba agarrando a un salvavidas y no quería dejar ir la única esperanza de seguir viviendo.

Joel frunció el ceño. Sus ojos fríos recorrieron al grupo de personas y la jalo a su lado.

“Está bien. Todo está bien. Ya estoy aquí ahora”.

Joel se quitó el abrigo, cubrió a Lucy con él y siguió consolándola.

Antes de esto, la ropa de Lucy fue rasgada por esos hombres.

Ella siguió agarrando la prenda frente a su pecho, así que incluso si se veía horrible, al menos protegía su dignidad.

El grupo de personas se quedaron sorprendidos por la repentina conmoción. Ellos no reconocieron a Joel Foster, por lo que lo trataron como a una persona que había entrado en la habitación equivocada.

El grupo de ellos dijo agresivamente: “Oye, no es asunto tuyo. Te aconsejo que te vayas de inmediato”.

Mientras él hablaba, señaló a Joel con el dedo.

El dedo estaba en el aire y hubo un