Capítulo 24 “No embarazarse”

Erik Johansson

Llego a la casa y ella está saliendo de la habitación, me dejó llevar por mi hambre de ella y la recorro desde la punta de su flequillo dorado en la frente hasta el final de su dedo gordo del pié. Es hermosa esta coñita. Sólo una coleta atada en lo alto y su flequillo en bucle en la frente, sus hondos ojos verdes y su respingada nariz que termina en unos labios llenos y rosados, su piel, sus formas y relieves llegan a todo mí ser, no necesita más para erizarme y desearla con sólo sentir su peculiar olor. Sería feliz si corriera a recibirme, pero está muy lejos de eso.

—¿Y eso? ¿Tan temprano en casa? Pensé que llevarías a alguna de tus “amiguitas a algún lugar a”… ¡PUF! —pregunta y termina resoplando fuerte con enojo.

—¿No ha regresado Agda? —Evado su enojo.

—No. Deberías llamarla. O darme el número —me dice, preocupada por Agda.

—Yo la llamo —le digo y sigo a la habitación.

—Erik —su voz sonó ronca—. ¿Por qué cerraste todas las habitaciones