Al salir del ascensor, Luna solo había llegado a la entrada principal del departamento de diseño cuando alguien la detuvo.

No era nadie más que Joseph Gibson, que acababa de salir de la comisaría la noche anterior.

Luna solamente no lo ha visto en un día, pero él parecía verse mucho más demacrado que cuando Luna lo visitó ese día.

"Señorita Luna, tengo algo que decirte".

Luna frunció el ceño. Ella lo rodeó y entró. "Yo no tengo nada que decirte".

Joseph inmediatamente dio grandes pasos y trató de detenerla nuevamente. Dijo con una voz tan suave que solo los dos podían escuchar: “Lulu. Papá quiere hablar contigo".

Cuando Joseph murmuró la palabra ‘Lulu’, Luna de repente se detuvo en seco.

Así la llamaban Joseph y Natasha cuando era joven. No había escuchado ese apodo en mucho tiempo.

La respiración de Luna se detuvo. Su sangre se congeló.

Ella levantó la cabeza, reprimió con fuerza la conmoción y la confusión en su corazón, y miró a Joseph con frialdad. "Señor Gibson, ¿de qué e