Luna durmió durante mucho tiempo. Parecía que no podía despertar de su sueño.

Soñó que alguien la arrastraba del coche mientras estaba inconsciente.

Ella no podía abrir los ojos, pero podía sentir que le arrastraban las piernas por el suelo. Estaban sangrando y le dolían mucho.

Las voces de hombres hablando sonaban en sus oídos. Ella no podía escuchar lo que estaban diciendo, pero escuchaba claramente cosas como violar y luego matar.

Ella quería abrir los ojos, pero no podía hacerlo.

Al final, se despertó por el agua fría que le echaron.

Ella abrió los ojos y se dio cuenta de que todo no era una ilusión ni un sueño.

En ese momento, ella se encontraba en una fábrica abandonada. El aire olía a óxido, gas y moho.

Tenía las manos y las piernas atadas con una cuerda. Estaba atada a una silla y no podía moverse.

La iluminación de la fábrica era tenue.

Unos pocos hombres corpulentos se pararon frente a ella, mirándola con desprecio.

Detrás de ellos, un hombre de mediana edad estaba