Tal vez al darse cuenta de que el ambiente estaba algo extraño, Lucas no dijo ni una sola palabra. Dejó el almuerzo en la mesa y salió huyendo.

La puerta se cerró una vez más.

Luna levantó la cabeza y observó la comida en la mesa.

Era la comida que normalmente le gustaba, pero no tenía ganas de comer ahora mismo.

Por desgracia, tenía demasiada hambre. Ella podía estar sufriendo emocionalmente, pero eso no podía detener su hambre.

Luna respiró profundamente y se levantó del sofá. Se acercó a la mesa y se sentó para sacar la comida.

El aroma de la comida despertó el apetito de Luna, que enseguida cogió los cubiertos y comió con hambre.

A mitad de camino, ya no sentía tanta hambre.

Al mismo tiempo, de repente recordó que Joshua, a su lado, tampoco había comido.

Ella frunció los labios e inconscientemente volteó la cabeza.

Joshua se recostó elegantemente en el sofá. Tenía una mano a su lado y la otra sobre el sofá. Miraba a Luna fijamente.

Al ver que ella lo miraba, Joshua sonr