Él todavía recordaba lo que Luna le había dicho en el pasado.

'Si tenemos hijos, les enseñaré a ser ellos mismos. Deben actuar con cortesía en público, pero cuando estén en casa, pueden hacer lo que quieran'.

Era evidente que Alice había olvidado su promesa. Parecía que seis años realmente podían cambiar a una persona, tanto que Joshua ya no podía reconocerla.

Él suspiró y condujo a Alice al interior de la casa.

"¡Papi!".

"¡Bienvenido a casa, Papi! Sabemos que has tenido un largo día de trabajo". En cuanto pusieron un pie en la casa, se encontraron cara a cara con Neil y Nellie. Los dos niños se colocaron a ambos lados de la puerta y se inclinaron ante Joshua, sonriendo.

Joshua frunció inmediatamente el ceño ante esta visión. Miró más de cerca a sus dos hijos de pie ante él. La cara de Nellie estaba roja y llorosa, mientras que la de Neil estaba marcada por la impaciencia. Era obvio que los dos niños habían sido obligados a hacer esto contra su voluntad.

Joshua soltó a Alice y