Bonnie sabía que Jim estaba corriendo por la pista para liberar su ira reprimida, pero ella no quería que lo hiciera solo.

Si él quería acelerar, ella lo acompañaría.

Ella no quería que él se sintiera solo ni abandonado.

Ella quería que él supiera que, ¡sin importar lo que pasara, él no sería abandonado!

Al menos...

Al menos había una persona ahí fuera, una mujer llamada Bonnie Craig, quien siempre estaría allí con él y nunca se daría por vencida.

Al pensar en esto, Bonnie pisó el acelerador y emprendió la persecución en dirección a Jim.

Sin embargo, el coche de Jim ya estaba muy lejos y, para seguirle el ritmo, Bonnie no tuvo más remedio que acelerar a toda velocidad.

Pero ella se había sobrestimado, o mejor dicho, había subestimado su capacidad para mantener la calma en una situación tan estresante.

Al rodear una curva de la carretera a una velocidad de vértigo, ella perdió el control del volante y el coche se estrelló contra el pilar al costado de la carretera.

El coche se