¡Algo le había pasado a Rosalyn!

Jim se levantó de inmediato y salió furioso por la puerta, olvidándose de la conversación que estaba teniendo con Joshua. "¡Christopher! ¡Christopher!".

Mientras tanto, Christopher salió corriendo desde otra habitación en un rincón lejano de la casa y le preguntó: "¿Qué pasa?".

Jim ni siquiera tenía tiempo para explicarle. En lugar de eso, él agarró la muñeca de Christopher y salió corriendo por la puerta. Christopher tenía sus pantuflas puestas y, al ser arrastrado fuera de la casa, se le habían caído las pantuflas. Lo arrastraron hasta el coche con los pies descalzos.

Joshua se paró junto a la ventana y vio cómo se desarrollaba todo. En cuanto él vio la preocupación en el rostro de Jim, los siguió hasta la puerta.

Por la noche, la mayoría de los sirvientes y el conductor ya se habían ido a sus casas, y sólo quedaban unos guardaespaldas.

Jim se deslizó en el asiento del conductor, pero estaba tan nervioso que ni siquiera pudo encender el motor.