Grace—Lo siento, Owen, todo esto es culpa mía... —le dije, buscando el contacto tranquilizador de sus brazos.Él suspiró y me abrazó con ternura, besando mi cabeza con suavidad.—No, la culpable fue ella... Tuvo muchas oportunidades de cambiar y no lo hizo —respondió, intentando reconfortarme.Entramos juntos en la casa y me dirigí a nuestra habitación, sintiéndome agotada por todo lo ocurrido. Busqué distraídamente ropa para vestirme, tratando de apartar de mi mente las imágenes de Thyra desafiando a Owen y la confrontación con Dan.—¿Estás bien? —preguntó Owen detrás de mí, su presencia imponente en el marco de la puerta.Al notar su figura musculosa, no pude evitar un atisbo de diversión.—No, si te pones así... —respondí con una sonrisa, buscando aligerar el ambiente tenso.Owen soltó una risa ronca y se acercó, envolviéndome con sus brazos.—¿Qué puedo hacer para ayudarte a relajarte? —preguntó, sus ojos oscuros mostrando su deseo. —Lo siento, no es momento... —se disculpó rápid
GraceLos días siguientes fueron intensos, dedicados al entrenamiento, a la investigación y a la preparación para enfrentar a Alex.Cada momento estaba lleno de tensión y expectativas, pero nuestras esperanzas se veían frustradas una y otra vez al no encontrar ninguna pista útil.La noche cayó sobre nosotros, envolviendo la casa en una oscuridad tranquila y expectante. Era el día en que Owen finalmente ascendería a Alfa.Owen estaba recostado en el sofá, aparentemente tranquilo pero con una mirada intensa que reflejaba sus pensamientos profundos y su determinación. Sus músculos tensos denotaban su preparación física y mental para asumir el liderazgo de nuestra manada.—¿Estás listo para esto? —le pregunté, buscando en sus ojos una chispa de emoción o nerviosismo.—Sí, lo estoy... me he estado preparando para este día desde que nací —dijo Owen con calma, sus ojos azules brillando con determinación, aunque percibí un leve temblor en su voz.—Estoy segura de que serás un gran Alfa, mi am
GraceLa ceremonia concluyó bajo la luz de la luna, y la manada se acercó para felicitarnos.Max y Kallie estaban a mi lado, acompañándome mientras observábamos a Owen presentarse oficialmente ante el consejo de la manada.La noche caía sobre nosotros, envolviendo el ambiente en una atmósfera serena y mágica.Las felicitaciones resonaban a nuestro alrededor, pero mi mente estaba llena de pensamientos y emociones encontradas.—Grace, tienes esa cara que pones cuando estás tramando algo —observó Kallie con una sonrisa traviesa.Max asintió con entendimiento.—Sí, esa misma expresión que me hace temer por mi vida, —bromeó.—Bueno, en realidad estaba pensando en algo... —confesé, llevándolos a un lugar más apartado para hablar con mayor privacidad.Max y Kallie me miraron expectantes, listos para escuchar mis planes.—Estoy considerando volver a la manada de Necrolobos y desafiar a Alex —les expliqué en voz baja.—¿¡Estás loca!? —preguntó Max en un grito susurrado.—Lo sé, chicos, pero ne
GraceSentí un escalofrío recorrer mi espalda al leer una y otra vez las palabras en la nota. La tinta roja parecía brillar en contraste con el papel blanco, y cada letra se grabó en mi mente como una advertencia ominosa.Observé la cabeza de mi padre en medio de la sala, su expresión inerte y los ojos fríos mirando directamente hacia mí. El shock y el horror se apoderaron de mi ser mientras las palabras de la nota resonaban en mis pensamientos.Alfa: tendrás el mismo destino, A.A.—Maldito Alex —Owen gruñó entre dientes, su expresión cargada de ira contenida mientras se acercaba y me tomaba de los hombros.Traté de levantar la mirada, pero mis ojos estaban nublados por las lágrimas que amenazaban con caer, fijos en lo que quedaba de mi padre.—Grace, mírame —insistió Owen, sus ojos buscando los míos con urgencia.Finalmente, logré enfocar mi vista en él. Sus ojos azules estaban llenos de preocupación y enojo, pero también reflejaban la misma angustia que sentía yo.—Grace, escúchame
OwenLidiamos con la urgencia de la situación organizando rápidamente a un pequeño grupo de lobos. Cada movimiento estaba imbuido de una tensión palpable, alimentada por la amenaza latente de Alex y la incertidumbre sobre sus próximos movimientos.Temía que la nota enviada por Alex a Rafe fuera una trampa cuidadosamente elaborada. La posibilidad de caer en una emboscada nos mantenía en alerta máxima, listos para cualquier eventualidad una vez saliéramos de la ciudad.Dejé a Dan a cargo de observar a su padre, consciente de la carga emocional que enfrentaba.—¿De verdad crees que nos va a traicionar? —preguntó Dan, su voz cargada de dudas y preocupación.No pude evitar que el dolor se filtrara en mi voz al responder.—Maté a su hija, a tu hermana... —admití, sintiendo el peso de esas palabras sobre mis hombros, no por el hecho en sí, sino por el dolor que había causado en ellos.Dan pareció comprender lo que quería decir, no hubo necesidad de más palabras entre nosotros.Caminábamos co
GraceRoma, ella no merecía eso. La visión de mi amiga atada y herida despertó una furia ardiente dentro de mí."Mataré a ese hijo de puta", gruñó Thyra en mi mente, sus emociones de ira resonando en cada fibra de mi ser."Es nuestro", respondí entre dientes, dejándole el control para liberarla. La necesidad de venganza se apoderó de mí, mezclándose con la rabia de Thyra.Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.Sentí mi cuerpo transformarse, la piel estirándose y el pelaje emergiendo. Mi conciencia se desvaneció ligeramente mientras daba paso a mi loba.En cuanto las patas de Thyra tocaron el suelo, comenzamos a correr en dirección a Alex con una determinación implacable. Cada músculo en mi cuerpo vibraba con energía, cada paso resonaba con el deseo de justicia.El aire fresco de la noche golpeaba mi pelaje, agudizando mis sentidos. Podía sentir cada detalle del entorno: el crujir de las hojas bajo nuestras patas, el aroma a tierra húmeda y el sonido distante de la lucha en la plaz
OwenVer el combate entre Alex y Grace me mantenía al borde de la desesperación. Mientras ellos luchaban en la plaza, yo me encontraba ocupado despejando el lugar de los hombres que intentaban avanzar e intervenir contra mi compañera.Los hombres que se cruzaban en mi camino eran una distracción necesaria pero peligrosa. Me movía con rapidez y precisión, usando mis habilidades para incapacitarlos sin causar daños mayores. La adrenalina me impulsaba, y cada movimiento estaba imbuido de urgencia.Aunque mi atención estaba en los hombres a mi alrededor, mi mente y mi corazón estaban con Grace. Sabía que ella era fuerte y capaz, pero verla enfrentarse a semejante amenaza me llenaba de ansiedad.Finalmente, logré despejar el área lo suficiente como para permitir que Grace tuviera espacio para enfrentar a Alex sin distracciones adicionales. Respiré profundamente, tratando de mantener la calma mientras me preparaba para unirme a ella en el desenlace de esta confrontación decisiva.Cuando reg
OwenMiré a los dos jóvenes en el suelo, observando cómo el lobo que había estado a mi lado se transformaba de nuevo en forma humana y se acercaba a ellos con un semblante cargado de emotividad.—Heider... —susurró él, su voz llena de tristeza y preocupación.—Él está volviendo... No te preocupes, Alfa —respondió ella, su rostro iluminado por una sonrisa esperanzadora.Sus palabras y gestos me dejaron perplejo, pero antes de poder comprender completamente lo que sucedía, la joven dirigió su mirada hacia mí y su expresión cambió repentinamente.—Gracias a ti, descendiente Larsen, has cambiado la historia. Es hora de volver.Sin más explicaciones, todo ocurrió tan rápido como había llegado. La esfera de luz que me había transportado a este extraño lugar hizo lo mismo nuevamente, llevándome de regreso al lugar del que provenía.Me encontré de vuelta en el mismo lugar donde había estado con Grace antes de que la Bruja Madre me enviara a donde sea que me envió, en medio del bosque silencio