"Oh". Sabrina se sonrojó y se quedó en silencio. Estaba segura de que Sebastian se encargaría de organizar un evento tan importante, ella solo necesitaba presentarse. Sabrina conocía muy bien su lugar y cuál era su responsabilidad, solo tenía que permanecer callada como la esposa trofeo que todos esperaban que fuera.Dejó sus cubiertos sobre la mesa después de terminar su comida y le dijo a Sebastian: "Si no tienes nada más que atender, pasa un tiempo con Aino. No ha podido jugar con su padre en días. La has malcriado tanto que ya no quiere jugar cosas sencillas conmigo. Creo que prefiere más pasar tiempo contigo jugando a los acertijos. Voy a trabajar mientras tú juegas con ella. Necesito diseñar algunos planos".Sebastian también dejó a un lado el tenedor y preguntó con curiosidad: "¿Te gusta tu trabajo?"."¡Por supuesto que sí!", respondió ella con entusiasmo."¿Qué tanto?"."¿Quieres una respuesta honesta?"."Por supuesto".Sabrina respiró hondo, como si se estuviera prepara
¿Él había resuelto todo? ¿Quiso decir que iría con ella... a la remota zona rural a la que una vez llamó hogar?"¿No dijiste que ibas a trabajar en tus planos?", le preguntó."Oh... cierto", respondió aturdida, antes de irse a su habitación.Esa noche, trabajó hasta tarde en los planos, hasta que se quedó dormida. Cuando se despertó, ya estaba acurrucada en los brazos de Sebastian. Trató de levantarse, pero fue detenida por la fría voz de Sebastian."Si no quieres cansarte por la noche y quieres descansar un poco, te sugiero que te quedes quieta. Si te mueves de nuevo no te garantizo que no te castigaré como lo hice ayer".Sabrina se tranquilizó de inmediato, porque sabía que el hombre hablaba en serio.Ella durmió segura en su abrazo hasta la mañana y se dio cuenta que el hombre se había levantado de la cama. Se acercó a la mesa de noche para tomar su reloj y se dio cuenta de que eran las seis de la mañana. ¿Qué estaba haciendo tan temprano? ¿A dónde había ido?Mientras tanto,
"¡Investiga más a fondo!". La voz de Sebastián se redujo a un estruendo despiadado."¡Sí, Amo Sebastian!"."¡Quiero resultados lo antes posible! ¡Todo lo demás puede esperar!"."¡Sí, Amo Sebastián!".Sebastian se quedó pensativo en el último piso después de terminar la llamada, luego finalmente se dirigió a la habitación y se encontró con Sabrina despierta. Ella aprovechó que se despertó temprano y se tomó el tiempo para realizar una rutina de cuidado de la piel más completa. La marca en su mejilla por el ataque de Linda se estaba curando y ya casi no se notaba. Aplicó una fina capa del aceite sin olor que le había dado Ruth y se sorprendió de lo eficaz que era. Luego aplicó una pequeña cantidad de base y su rostro se iluminó en un instante. Salió del baño y se encontró con Sebastian en bata de baño. Aunque su maquillaje era tenue y casi no se notaba, Sebastian notó la diferencia de inmediato. Esto demostraba lo sencilla que era la mayor parte del tiempo, que tan poco maquillaj
¿Está demasiado apretada? Reflexionó distraída y, por un momento, se sintió abrumada por el ambiente y porque su relación se parecía a la de unos ancianos. Sus mejillas se sonrojaron ante el pensamiento sin que se diera cuenta. "¿Por qué te sonrojas?". Sebastian analizó su expresión con desconcierto. Se abstuvo de tocarla durante todo el día ayer. ¿Qué estaría pensando que la hizo sonrojar?"¡No, nada!", negó frenéticamente y tartamudeó: "Es la ventilación de la habitación. No puedo respirar tan bien así que yo... voy a salir ahora".Sabrina salió tan pronto como terminó de hablar, dejando solo a Sebastian."¿Cuándo dejará de sonrojarse ante los detalles más insignificantes?", murmuró, "Supongo que todavía no se acostumbra a mí. ¿Quién sabe? Tal vez podría convertirse en una desvergonzada si la expongo a este tipo de experiencias".Después de una breve sesión de reflexión sobre la tendencia de Sabrina a sonrojarse, Sebastian no salió de la habitación de inmediato. Tomó su teléfon
Ruth se sorprendió y saltó hacía adelante. Tanto Sabrina como Yvonne se giraron para ver a una mujer de unos cincuenta años que caminaba rápidamente hacia Ruth. De inmediato, Ruth se escondió detrás de Yvonne, con la voz temblorosa, al estar al borde de un ataque de nervios. "Mamá, ¿qué haces aquí? Ya pasaron dos días. ¿Cómo puedes seguir enojada conmigo? Estuve a punto de morir de hambre y Yvonne me acogió. Recursos humanos decidió perdonarme y me notificaron para que volviera a trabajar. Ahora recuperé mi trabajo y realmente sé lo equivocada que estaba, ¿no puedes dejarlo ir?". "¡Tu! ¡Idiota incompetente!", maldijo la mujer. Ruth se quedó helada ante el lenguaje desagradable que uso la mujer contra ella. "¿Cómo me has llamado, Mamá?". "¡Te llamé una idiota incompetente! ¡Una idiota desvergonzada! ¡Dame esos productos para la piel!", exclamó furiosamente la mujer. A pesar de su recelo, Ruth extendió las manos junto con la bolsa que tenía en sus manos hacia la mujer, tembland
Mientras tanto, Sabrina había caminado hacia Ruth con los productos para la piel. "Toma". "Gracias, Señora Ford". "Vamos a subir. Tienes los ojos hinchados de tanto llorar. Ve al lavabo, lávate la cara con esto y ponte un poco de este producto. Eso debería aliviar el enrojecimiento y la hinchazón", le recordó Sabrina suavemente. No preguntó qué había pasado entre Ruth y su madre. Para empezar, Sabrina no era una persona entrometida, así que no se creía con derecho a preguntar sobre el conflicto de la familia de otra persona. Después de todo, cada familia tenía sus propios problemas. Las tres entraron juntas en el ascensor y, en cuanto se cerró la puerta del mismo, una docena de empleados aparecieron de la nada. Todos habían llegado antes, pero no tenían la valentía de estar en el mismo ascensor con Sabrina y decidieron esconderse. No fue hasta que vieron con sus propios ojos que Sabrina subía con Yvonne y Ruth cuando se atrevieron a salir de su escondite. "Personalmente creo qu
Los pasos resonaron en el pasillo mientras Sabrina hablaba. Perpleja, dejó inmediatamente de lado las tareas que tenía y salió a la entrada de la oficina del Departamento de Diseño. El subdirector de operaciones, el director de administración, el director de ventas y todos los demás miembros de la alta dirección caminaron apresuradamente hacia ellos. "¿Qué está pasando?", preguntó Madeline, la mujer que intentó regalarle el café Montaña Verde a Sabrina. Esta miró con curiosidad y quedó sorprendida ante la apariencia del hombre que estaba junto a la puerta. Para entonces, Sabrina ya estaba de pie frente al hombre. Echó un vistazo alrededor antes de susurrar: "¿Qué... qué haces aquí? ¿Por qué estás aquí en mi oficina? Tú...". "¿Esta es tu empresa?". Sebastian la interrumpió tranquilamente con una voz sin emoción. "...No". "Bueno, entonces, ¿por qué no puedo estar aquí?", preguntó. "Hay muchas razones por las que tengo que estar aquí. El Grupo Ford es el cliente de esta empres
Las múltiples heridas en el cuerpo de Jade ya se habían infectado, y estaban cubiertas con gruesas capas de ungüento. "¡Mamá!". Selene gritó entre lágrimas. "¿Mi padre hizo todo esto? ¿Cómo pudo ser tan cruel? ¿Cómo pudo hacerle esto a su propia esposa?". Jade negó con la cabeza y dijo: "Yo tampoco fui muy buena con él". "¡¿Qué?! ¿Dónde está papá?". "En el cuarto de invitados". Selene se fue a toda prisa al cuarto de invitados y encontró a su padre en la cama con vendas alrededor de la cabeza. "¿Papá...? ¿Mamá te hizo esto?". "Fue esa abominación la que abrió una brecha entre tu madre y yo", gritó Lincoln con odio. "¡Sabrina, maldita sea! ¡Voy a despellejarla viva!", maldijo Selene. A pesar de haber llegado a casa hacía apenas unos minutos, tomó su bolso y salió nuevamente. Selene había ganado puntos por cuidar del Viejo Amo Shaw durante el último mes, y con el Viejo Amo Shaw presumiendo de ella ante la élite de la sociedad de Ciudad Kidon durante todo su viaje, un si