“Señora, ¿sabe? Cuando vi por primera vez a esta chica, ella había sido golpeada hasta que le cubría la cabeza de sangre. En ese momento, pensé en Yvonne. El paradero de mi prima aún se desconoce y todavía no sé si está viva o muerta. Me siento fatal”, dijo Kingston disculpándose.

Sabrina suspiró suavemente. “Lo sé, Kingston. Lo sé”.

“Además, por lo que usted pasó en Ciudad del Sur en aquel entonces, así como cuando fue encontrada por el Amo Sebastian y traída de vuelta del condado de Ciarrai, su situación, yo realmente... Señora, ¿lo sabe? Cuando usted acababa de regresar a Ciudad del Sur en aquel entonces, ese tipo de pasividad y actitud inflexible fue realmente muy inspiradora. Pensaba que no todas las chicas de este mundo podrían tener una mente increíblemente fuerte como la suya, tanto que nadie pudo derrotarla de verdad. Esta chica es diferente a usted. Si... si no la hubiera salvado, tal vez realmente habría caminado por el camino equivocado hacia el abismo y habría terminado si