La familia Payne, quienes ya estaban temblando de miedo, voltearon sus cabezas juntos para mirar detrás de ellos, y vieron a un anciano bajar del mismo coche del que el Señor Ford se había bajado anteriormente. Este anciano se veía un poco más joven que el anciano de antes. Debería tener alrededor la edad de Lucius, y parecía estar en sus setenta. Sin embargo, el poderío y la solemnidad de ese anciano eran algo con lo que Lucius nunca podría compararse. Lucius ni siquiera era digno de ser nadie frente al anciano.

Con una expresión fría, el anciano vino hacia Lucius y su esposa, al igual que las hermanas Payne, y los miró con una mirada tan filosa como un cuchillo. “Yo, Sean Ford, he vivido más de setenta años, e inesperadamente puedo ser testigo de algo tan raro en este mismo momento. ¡Él claramente es mi hijo biológico! ¿Por qué de repente hay tantos lunáticos yendo al hospital a causar problemas con la intención de arrebatar a mi hijo? ¿Cuál es el propósito de arrebatarme a mi hijo?