El hombre que acababa de salir de la sala de operaciones estaba incomparablemente exhausto. Miró a esta mujer que no era muy joven con su mirada exhausta pero gentil. Las dificultades a través de los años que había sufrido podían verse en su rostro, pero también tenía la pureza de una persona ingenua, la cual hacía que las personas se sintieran incomparablemente lamentadas cuando la miraban a ella. El corazón del hombre se sobresaltó. “¿Tú eres?”.

En ese momento, algunas enfermeras y también la familia del paciente estaban rodeando al hombre. La familia del paciente no vio a Isadora, Minerva y Aino en absoluto. Solo estaban preocupados con el paciente. “Doctor Payne, ¿podemos saber cómo está la condición de mi hijo ahora?”.

Una de las asistentes contestó de inmediato: “La operación fue muy exitosa. ¡No se preocupen!”.

La familia inmediatamente estalló en lágrimas de felicidad. “Gracias. Gracias, doctor. ¡Es el salvador de la vida de mi hijo!”.

Al decir eso, la familia del paciente