El llanto del bebé era increíblemente fuerte y claro.

Alex estaba completamente sorprendido. Ese era su hijo. Después de vivir más de treinta años, finalmente tenía su propio hijo. ¡Su hijo finalmente nació sano y salvo! ¡La madre del niño había agotado toda su energía para dar a luz a su hijo! Sin embargo, Alex no pudo ver al niño en ese momento. El bebé recién nacido estaba cubierto de sangre y era atendido por la partera. Alex ni siquiera echó un vistazo para ver si era un niño o una niña. Solo miraba a Jane, quien se había quedado sin fuerzas. Ella ni siquiera podía abrir los ojos. Estaba completamente agotada.

Alrededor de cinco doctores estaban frente a ella, dándole tratamiento de emergencia. Era como una sinfonía de sonidos del choque de pinzas hemostáticas y otros instrumentos médicos. Todos vestían trajes estériles, por lo tanto, nadie acompañó a Alex fuera de la sala. Alex ni siquiera miró al niño, solo miraba a Jane. “¡Jane, estarás bien! ¡Si has perdido demasiada sangre,