Capítulo 122
En la sala de estar de Sebastian incluso había herramientas para matar personas. Cuando había personas que se oponían a él, ni siquiera les daba la oportunidad de suplicar misericordia. Él nunca perdía el tiempo y siempre lidiaba con las personas sin decir una sola palabra.

En ese momento, Sabrina no sabía lo que estaba pasando por la cabeza de Sebastian. Ella solo podía intentar mantener la calma.

Él habló en un tono neutro, todavía sin mostrar ninguna emoción. “El contrato establece que te pagaré solo cuando mi madre muera. En este momento, mi madre todavía está viva”.

Sabrina no supo qué decir. Para su sorpresa, Sebastian abrió la puerta y se dirigió al interior de su apartamento. No tenía ninguna intención de dejarla entrar, cerrando la puerta trás él y dejándola afuera.

Cuando la puerta se cerró, la frialdad desapareció de los ojos de Sebastian. Había querido ahorcar a esa mujer hasta la muerte unas cuantas veces. Sin embargo, se contuvo. Siempre recordaría la forma atenta en
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