"Tú eres...". A Sabrina le resultó algo familiar la voz que escuchaba, pero después de pensarlo bien, desistió de la idea. Nunca había escuchado esa voz.

"¿Cómo has estado?". La persona que hablaba sonaba como un viejo amigo o un viejo enemigo, como si tuviera muchos conflictos con Sabrina que quisiera dejar atrás, pero no fuera capaz de hacerlo. El corazón de Sabrina se estrujo mientras miraba a Sebastian.

Sebastian notó el ceño fruncido en su rostro. "¿Qué ocurre?".

Él pensó que era de su padre. ¿Será que su padre volvió a llamar a Sabrina después de que terminara la llamada?

Sabrina le entregó su teléfono y Sebastian respondió con un tono tan frío y cortante como una espada forjada en hielo. "¿Hola?".

Nada, no se escuchó ni un solo sonido. Ni siquiera el ruido de la respiración de la persona al otro lado, pero Sebastian escuchó claramente el chasquido de la persona al colgar. Intercambió miradas con Sabrina, ambos estaban confundidos.

Después de un momento, Sabrina le sugirió: