Supuso que Serenity definitivamente se negaría, antes de que Serenity diciera, él la amenazó:

—Si no aceptas estos, arrojaré todo por la ventana. Eres la cabeza de nuestra familia, no te importa nuestra propiedad familiar, ¿qué me importa? Solo me preocupo por ti.

Serenity se quedó sin palabras.

Hacía una semana que no se veían, y cuando él vino a verla, ella pensó que él la entendía y cambió su temperamento dominante, pero ahora, al escuchar sus palabras amenazantes, Serenity suspiró en su corazón.

Costaba más cambiar que un árbol de lugar.

Su naturaleza era así, ella no debía esperar ser una excepción y poder cambiarla.

Él no cambiaría, y ella no quería cambiar, solo podían seguir acostumbrándose.

Después de mirarlo durante mucho tiempo, Serenity volvió a tomar la bolsa, sacó la tarjeta negra y se la entregó a él, diciendo:

—Un hombre, aun un presidente de la compañía, si sales sin una tarjeta negra. ¿Cómo puedes ser digno de tu identidad? Toma esta tarjeta bancaria y me quedaré con