—Me lo regaló mi marido, muy bonito, ¿eh? Qué precioso, me encanta.

Después de que Serenity hubiera hecho bastantes fotos de las flores, dejó el móvil y las cogió para olerlo más de cerca. —¡Qué olor tan agradable!

Esa escena, en los ojos de Shawn, escocía.

—Ay, es el regalo de tu marido, ¿hoy es algún día festivo? Nunca le he visto regalarte flores en el pasado.—la sonrisa de Shawn era un poco rígida, y las palabras que dijo estaban llenas de acidez y un poco de picardía.

Serenity levantó la cabeza, lo miró y dijo.—¿Es necesario que sea un día festivo para regalar flores entre marido y esposa? Si me gustan, mi marido puede comprarmelas todos los días. En el pasado, era yo la que no quería malgastar el dinero, pensando que un ramo de flores no es barato y no se puede comer, así que dije que sería mejor que me diera dinero para comprar carne a comer, por eso no me las regaló.

—...Tienes razón.—dijo Shawn.

—Shawn, ¿tienes algo para tu prima? ¿Por qué no la llamas? Pero ella debería volve